Cuando el silencio de esa palabra dice más que un grito absurdo e incoherente. Cuando las miradas y el silencio entre ellas besan, abrazan y sienten apasionadamente. Cuando el silencio de ese corazón triste se transforma en poesía deprimida. Pero sobre todo cuando las emociones se expresan mejor en silencio.

lunes, 6 de febrero de 2012

“Nayón entre flores e historias”


El camino nos indica al valle del encanto
Ultimo sábado de enero, temprano por la mañana, el frío se hace presente en Quito, pero al parecer hoy el sol sorprenderá con su esplendor. Ya son las nueve de la mañana, me dispongo a tomar el bus que me llevara directo a Nayón.

Parto hacia el destino, con el cielo totalmente despejado. El bus comienza a andar, un poco lleno e incómodo por tanta gente, pero creo que es parte de la aventura. Empezamos a descender hacia el valle, los viveros de flores y plantas cada cien metros de la carretera empiezan a aparecer, ya me habían dicho que Nayón se caracterizaba por eso, pero no pensé que era tan literal la cosa. El ambiente comienza a cambiar, las palmeras, las flores, el paisaje, me brinda esa tranquilidad y paz que la ciudad cotidianamente no lo hace.

Decidí bajarme justo en el centro de Nayón, para poder conocer detenidamente todo lo que tiene este pequeño pueblito, donde la gente camina tranquila. Se siente la diferencia de ambientes. Aquí siento hasta que el tiempo corre más lento, el aire se siente más puro, y la venta de las plantas y flores le da un poco de color y alegría al sitio.

Descubriendo sus encantos
Sigo caminando por las calles de este pequeño valle, se olía a comida típica, avance unos pasos más, y, efectivamente en el parque central había una pequeña feria de comida, platos típicos, desde caldo de gallina, yaguarlocro, seco de chivo, la chicha de jora, hasta el típico y peculiar caldo de “Huagra Singa” (el caldo, con mote cocinado, papas y la trompa de la vaca como presa, cocinado en leña). Según la vendedora de este famoso y tan apetecido plato, los beneficios eran muchos, pero los moradores del lugar dijeron que este caldo era muy bueno para quitar el chuchaqui. Verdad o no, preferí solo observar y no comer. Seguí recorriendo alrededor del parque por otros puestos de comida, y para mi asombro el pescado y los mariscos son bastante apetecidos en este valle.


La alegría de la gente se sentía, había muchos turistas extranjeros, que parecían fascinados con todo lo que estaban viendo, me dio curiosidad de entrar a la iglesia, pero estaba cerrada, así que decidí irme a uno de los viveros de flores y plantas, tan características del lugar. Ya en el sitio, me sentía en un invernadero, con tanta variedad de flores y plantas, el dueño del lugar comenzó a explicarme que tiene alrededor de treinta variedades. Como muchos yo creía que todas las plantas y flores de Nayón se producían ahí, pero no, apenas el chiclamen, geranio y los pensamientos son las únicas autenticas del lugar, el resto de flores y plantas son traídas desde Colombia.

La conversación seguía, el señor, muy atento, me explicaba más detalladamente que las plantas que más se vende son las de jardín, pues turistas nacionales y extranjeros vienen por eso.

Nayón, rodeada de historia y tradiciones
Como no sabía mucho de las actividades características, fiestas y santos del lugar, decidí sentarme por un momento al lado de un anciano. Se veía solitario y cansado, le abordé preguntándole si era oriundo de Nayón, y me dijo que si, desde ahí comenzó a detallarme de su vida, de sus amores y penurias, tal vez lo hizo, porque quería que alguien lo escuche.

Paso alrededor de unos treinta minutos, la historia de vida de este señor, estaba por terminar, pero aún no me había dicho todo lo característico que tiene esta localidad. Ya iba avanzando la tarde y tenía que volver rápido, para poder coger el último bus. Ya casi al final de la charla, y muy brevemente me dijo que Nayón tiene sus fiestas desde el 15 al 30 de julio, donde las comparsas, las novenas, toros de pueblo, bailes populares, desfile de la confraternidad, elección de la reina, disfrazados, chamizas  y la comida típica se hacen presente en estas celebraciones para homenajear a los patrones  Santa Anita y San Joaquín de Nayón.

Un valle tranquilo y acogedor
Eran las tres de la tarde. Empezó a correr un poco de viento. Al terminar la charla con este anciano, pregunté qué otro atractivo turístico tenía la zona, y me supieron decir que de una cuadra y media del parque baje todo hasta el fondo, ahí estaba un complejo recreacional, me dispuse a hacerlo antes de volver a Quito, preferí coger un taxi porque no sabía que tan abajo era el complejo, creo que tomar el taxi fue lo más oportuno que hice, pues el complejo era bastante abajo, el camino estaba un poco malo, porque no estaba asfaltado, pero bueno llegué al lugar y ahí estaba, “Montearomo-Complejo Turístico”, entre inmediatamente para conocer todas las instalaciones que tiene. El guía me llevo a conocer las canchas de básquet, vóley, piscinas y juegos infantiles. Aquí las familias aprovechan los fines de semana para distraerse y salir de la rutina y el estrés de quito, y relajarse en este complejo turístico.

Ya eran las cuatro de la tarde, me dispuse a salir rápido para poder coger el último bus. Subí nuevamente al centro del pueblo y antes de partir, me animé y compre una plantita para jardín. El frío de la tarde no se hizo esperar, con mi plantita en mano, me subí al bus para retornar a casa.

A diferencia de la ida, el viaje de vuelta se tornó un poco más largo, tal vez era el cansancio que tenía, o simplemente el bus iba más lento.
Eran casi las  cinco y media de la tarde, de regreso a la rutina de la ciudad, me bajé inmediatamente, y me dispuse a tomar un taxi, pues lo único que quería era llegar a la casa a descansar.

El viaje fue productivo, aprendí cosas nuevas, respiré un aire distinto, donde el smog y el pito de los carros no estaban presentes, donde la amabilidad de la gente y la tranquilidad del pueblo eran el plus de este pequeño pero acogedor valle. 



No hay comentarios:

Publicar un comentario