Si perdonar implica doblegar mis ideales, para ser consecuente con aquella persona que no valoró
mi cariño, mi esfuerzo y dedicación; entonces moriré con mi orgullo y dignidad de mujer intacta.
No por miedo a sentirme sola, voy a dejar a un lado los atropellos físicos y psicológicos que esa persona me propinó, y que ahora por un arrepentimiento absurdo, falso y poco confiable, me quiere convencer de un amor egoistamente mentiroso.
Si eso significa perdonar y madurar, entonces me considero una persona, ser humano, sujeto y mujer
caprichosamente orgullosa, resentida e inmadura.
Finalmente considero que muy por encima del perdon y reconciliación tonta e hipócrita, está el amor y dignidad de ser humano y mujer como tal, que tiene que luchar constantemente dentro de este mundo miserablemente machista y autoritario.
¡Yo digo no más! no soy partícipe de una farsa amorosa y un arrepentimiento cobarde y poco comprometido.
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